
“En las aguas profundas que acunan las estrellas, Blanca, y cándida, Ofelia flota como un gran lirio,
flota tan lentamente, recostada en sus velos…” (Rimbaud)
flota tan lentamente, recostada en sus velos…” (Rimbaud)
En las noches cuando las lechuzas se trepan en el silencio y
cantan sobre los secretos de lo imaginario
Los cenzontles me acarician el oído con sus ecos desde los sueños que me
sacuden despierta Me han nacido dos alas
de fuego cósmico para reconocer a mis ángeles
Han brotado desde mis vértebras para danzar en la metamorfosis de la
libertad La transición deberá ser
continua para evocar la plena existencia de mi alma ausente Comienzo a tragarme
las lágrimas que no se reconocen ya dentro
Descubren que con un grito pueden romper la oscuridad de la luz para
abrir un puente infinito Dejan de beber del vaso con clavos oxidados que
cicatrizan la médula Se me escurre le
certeza de que he tocado tus manos de hielo
Van desquebrajándose hasta llegar a la impureza que desea volarse la
memoria Salpicar con nuevos recuerdos mi
conciencia Yo también he sembrado a mi
padre en el vientre de la tierra Voy a
esparcir por el mundo la brisa de las palabras que inventaré Arrojándolas al viento como burbujas Florecerá su sangre como una cascada de
pétalos rojos De ti nacerán mis árboles
de sonrisas Su sombra será del tamaño de
todas la aves del mundo y yo estaré danzando y mutando mi plumaje transparente Yo comeré mi carne y cada que extirpe una
parte de mi cuerpo nacerá un ojo Yo
comeré mis ojos y descubriré una onda sensorial como jamás haya imaginado No será ya necesario invocarte a mis sueños
porque nuestro lenguaje será telepatía Cuando
uno de los dos esté dormido vendrá el cenzontle y me dirá Soatzin queman ticonitas tonatiu ica moyolo
xiopaqui Cantaré en lo más profundo de
mi sueño Cantaré junto a los alebrijes
que te cuidan y pensaré Si hemos de
reconocer la materialidad también hemos de nombrar la muerte La muerte existe porque matamos no porque
morimos El polen de mis flores se
incendia en las olas del tiempo Escurre
en las raíces del inconsciente hacia la luz de un sol eléctrico Para trazar nuevas calaveras de cristal que
emergen de los mares Las olas hablan porque no hay temor Tus fotografías se alejan en el mar oscuro y
el saxofón que suena desde mi cabeza las incendia Caen cientos de pedacitos como cenizas de
ángel En una lluvia de nieve los peces
negros vienen desde el norte El lugar de
los muertos Nadan hacia el oriente y
cambian de color respirando el rayo rojo más intenso Es el lado de la luz La luz que los enciende como la única verdad
que estalla desde otra galaxia Donde naciste por primera vez.
Hermoso como vos, me gustó el ritmo, tiene imágenes hermosas y contundentes. Me gusta que tu escritura sea pájarica. Como mujer enamorada, me identifico. Sé que el amor de este tiempo es nuestra revolución.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lauri. Resultó pájarico porque tiene cosas que descubrí en el viaje, en los museos y en las calles. Y también son sentimientos que llegan a media noche recordando a mi padre.
ResponderEliminarSoy feliz de que lo disfrutes.