martes, 8 de febrero de 2011

Voy

Voy alzando la mirada a un cielo entrañable columpiando el pensamiento. Descifro día a día cuál es mi camino, qué magia intangible guiará mis pasos y dará de beber a mi oscilante aridez, de cálidas sensaciones, que suspira suave y lento. Voy segura en la vereda que he elegido para derramar la risa, para percibir la noche y besar el miedo en una cordial despedida.

Voy contando los momentos perdurables, y pierdo la cuenta, y escapo a la placidez del cúmulo de deseos penetrables. Son nuestros ya 180 días revelados en la memoria jubilosa y te declaro culpable de explosiones de dicha provocadas en mis órganos, en mi piel, en mi luz incorpórea reflejada en un mar mitológico.

Y voy anhelando que permanezcas 180 días más, recorrer juntos el pasaje abstracto de nuestros sueños, voy hacia ti y vienes hacia mí, voy hacia el interior de la materia para hacer pedazos lo impreciso, para ir y venir de esta tierra, para volar, para eclipsarnos, sumergirnos, y danzar en el fuego que imaginamos.

Voy hacia ti para yacer en el ocaso de tus ojos y te despierte la aurora de los míos, y puede culminar el tiempo exactamente en este parpadeo, en este respiro, en este rasgar de conciencia. Puede culminar porque hemos amado, hemos reído, hemos llorado, hemos descubierto destellos de nuestra naturaleza, tan suaves, sencillamente suaves, particularmente apetitosos.