jueves, 19 de enero de 2012

El derecho al delirio



A.J. dice que una de las reglas para ser feliz es que "una vez a la semana enseñes gratis a los otros lo poco que sabes. Lo que les das, te lo das. Lo que no les das, te lo quitas". Así es mi manera de ser feliz, pues aquello puro y mágico del alma se manifiesta en sonrisas y poemas vivos. Hoy por la mañana fui acompañada por mi amigo intransigente Daniel, al Taller de Lectura y Creación Infantil en una escuela primaria ubicada en El Florido. La historia de la escuela es que ha sido subsidiada durante más de 10 años por unos americanos cristianos que pagaban el sueldo de los maestros, pero dada la crisis, se ven en la necesidad de cerrar la escuela y los 40 niños y niñas serán re-ubicados en otro centro escolar.
Este pequeño taller será el eco que quede en ese edificio cuando los gritos y las risas de los niños y niñas hayan desaparecido de ese espacio-tiempo. A todos y todas encantó el taller y se divirtieron creando su mundo poético imaginario, sus miradas atentas y su capacidad de percepción comenzaron a viajar por los versos que leían montados en la psicodelia de la fantasía y las metáforas. Leyeron gran parte del Manifiesto Poético Imaginario de Tegus La Cartonera del Toro, expresaron lo que ellos llamaron: "sentimientos del corazón", posterior a esto les compartí los Poemas de KikiKidy de mi amigo Yaxkin Melchi, y mantuvieron su energía y sus ganas de descubrir un mundo poético para concluir el taller con el ejercicio La Pesca Poética. 
Para despedirnos salimos al patio a buscar los barquitos de colores que se encontraban escondidos para saber quienes obtendrían los libros de poesía que con gusto les obsequiamos. 

Estos niños y niñas mantuvieron el derecho de soñar, como bien dice Galeano en este hermoso video, me siguen demostrando que la vida no es nada sin la libertad, sin los sueños y sin la poesía; "como canta el pájaro sin saber que canta, como juega un niño sin saber que juega", la verdaderamente esencial de esta vida  es lo más sencillo que tenemos ante nuestros ojos. Con frecuencia me pregunto, ¿qué mundo dejaremos a nuestros niños y niñas, si todo sobre su superficie está podrido, si todo hasta su límite está maldito, si todo bajo la estratosfera se convertirá en polvo? ¿Qué mundo? Es emergente ver nacer la nueva luz y la nueva oscuridad, porque ambos excesos/ausencias nos imposibilitan. Un viaje al centro de la Tierra, provocar los cataclismos más inmensos e involutivos, deformar la conciencia artificial y re-ciclarnos. O bien, extirparnos de esta magnitud euclidiana para abrir una puerta transdimensional y ser un órgano vital de otro galaxia.