lunes, 9 de mayo de 2011

The class

El día de hoy mis compañeros y yo tuvimos la oportunidad de ver la película francesa The Class, para las clases de Diseño Curricular y Desarrollo del Adolescente, respectivamente. En la cinta se refleja la realidad entre los alumnos de una escuela multicultural -que oscilan entre los 13 y 15 años de edad-, quienes presentan serios problemas de conducta y desempeño. La labor docente debe de intensificarse y se llevan a cabo juntas entre los representantes de estudiantes, maestros y dirección, donde se discuten las formas de evaluación, las reglas dentro de las aulas, los procesos de aprendizaje, las variables pedagógicas, entre otros. Las posturas entre los docentes permanecen divididas, ya que mientras algunos muestran más tolerancia en cuanto al comportamiento de sus alumnos, argumentando que éstos deben ser motivados y ser evaluados con un grado de complejidad distinta, es decir, cuantitativamente; el resto explica que la tolerancia no es más que un método arbitrario y es necesaria una ‘acción disciplinaria’, por lo tanto, sugieren apegarse a modelos cualitativos y tradicionales.
Llamó demasiado mi atención que los maestros se involucraran directamente con los padres de familia para resolver diversas situaciones, ya que para ellos es importante hacer hincapié en los intereses de sus alumnos. Es así como sucede con un alumno chino, cuya madre es detenida por no portar papeles de migración; ante este suceso los maestros deciden cooperar y uniendo esfuerzos, hacer lo posible por ayudar a la madre del estudiante.
Este hecho llama mi atención, precisamente por el sobresalto en la idiosincrasia entre el Estado francés y nuestro país. Particularmente fui internada de gravedad en dos ocasiones durante el 2010. La primera de ellas requería yo de una constancia de estudios firmada por la directora de la Institución Educativa en la que realizo actualmente mis estudios, para ser ingresada al IMSS; se le hizo la petición de ir a donde ella se encontrara para firmar dicha constancia, a lo que hizo caso omiso. Vaya, únicamente se le solicitaba una firma. Una necesidad real en tiempo real. Sin entrar en detalles, esto deja ver el interés, compromiso, o como se le quiera llamar; de los trabajadores de la educación hacia sus estudiantes. Es lo de menos que haya brincado convaleciente entre clínicas de seguro social, hospital general y no haya sido atendida, es lo de menos que haya llegado con el último aliento a una clínica particular y los gastos generados. Esto me hace preguntarme: ¿Es acaso necesaria una renovación de la SEP respecto a los acuerdos nacionales para la salud? ¿Dónde están las reformas a las leyes del IMSS que protegen realmente mi seguridad social?

Y volviendo a la película cuyo nombre titula también este post, extiendo mi recomendación, para quienes interese. Acá el trailer: