miércoles, 7 de diciembre de 2011

Sobre el Servicio Popular en Universidades Públicas

Me da vergüenza decir que una maestra (a quien aprecio), me invitó hoy –y por tanto, sugirió invitar al resto de mis compañeros- a ir a lamerle las botas nada menos que a fecal, en su próxima visita a la ciudad de Tijuana, después de que hace unas semanas nos visitara Mirna Rincón Vargas , Directora General del Régimen de Protección Social en Salud (SS) para hacer entrega de afiliaciones a estudiantes para obtener dicho servicio. Con todo el resentimiento podrido que hay dentro de mí, confieso que tras haber enfermado de gravedad hace un año, me negaron el servicio en el imss por no tener constancia de estudios, y en mi ‘casa de estudios’ me negaron la constancia para poder ingresar al imss. Ni que decir acerca de mi paso por el hospital general, donde salí moribunda y sin haber recibido ni el saludo.

A los legisladores les digo, felicidades por su ‘amplia cobertura’ a nivel nacional; qué gran labor la emprendida por el gobierno federal, pero me pregunto, ¿y todos los jóvenes que no tienen acceso a la educación pública (y además, permanecen sin empleo), cuentan ya con los servicios de salud? Porque le recuerdo que la Constitución señala en su artículo 4to. que: ”TODA PERSONA TIENE DERECHO A LA PROTECCION DE LA SALUD. LA LEY DEFINIRA LAS BASES Y MODALIDADES PARA EL ACCESO A LOS SERVICIOS DE SALUD”

Si he de visitar a fecal, no será como estudiante, será como ciudadana testigo del pésimo servicio de salud que brindan nuestras instituciones en este país, y de paso a invitarle una agüita de riñón, cortesía de todos los enfermos del imss.