En la bahía de Navachiste siempre suceden los momentos más mágicos y memorables. Este año no fue la excepción. La música es el mejor afrodisiaco para los célebres días y noches de éxtasis y delirio. Durante uno de los talleres de poesía con Lauri, escribí este verso: El mar, La mar. El género de la naturaleza es un absurdo. Posterior a esto, en la presentación de la banda jalisciense Ampersan [&], el presentador les pregunta: ¿qué música tocan? Recordé aquel verso y la incomprensión de clasificar hasta lo más lacónico del alma.
Alguna conexión percibida me hizo
permanecer en esa palapa en ese momento justo, en la presentación de
su disco Flor de Biznaga, cuando sucedía una transmisión galáctica en mis pupilas
y el resto de mis sentidos, mi visión multiplicada y nítida, mi cuerpo volviéndose
una onda de sonido desplazándose fugazmente, cerré los ojos y volé, volé desde
la orilla hacia el manglar, atardeciendo, luna rojiza como un ave de paraíso
con alas colorada; y musical como el
verso de colores: que sangre el cielo azul.
Tantos ritmos fusionados que la música
se vuelve; o he de decir, es color, poesía y vida. Jarabe, son jarocho, folk, indie, rock, hip-hop. Nada hay de
malo en la armonía de los sonidos del viento, de las aves, en la visión chamánica
enraizada en las nuevas corrientes musicales. Bailar entre barquitos de papel y
enamorarse de la voz melódica de Zindu Cano, las armonías y el color en un puente
musical y panorámico, metáforas del mar y sus presagios como si los ángeles de la
bahía del oeste hubieran volado en la noche quemada por la luna llena.
Bandas que evoca la frecuencia de Ampersan: Coco Rosie, Arcade Fire, DeVotchka, Café Quijano, Silvio Rodríguez, Violeta Parra, Mercedes Sosa; por mencionar algunos.
Desde la bahía de navachiste 2012
para el mundo: Ampersan &
K.M.