domingo, 10 de marzo de 2013

Poema sin nombre para Gerardo Grande

(escrito en octubre de 2012)



I
Un disparo
        Dos disparos
                Tres disparos
(Los disparos son como huesos perecederos en la memoria, como un crepúsculo opaco que tintinea con el humo de tu cigarrillo)
Ahí estás
Con tus gafas oscuras, el glam destruction y tu juventud

II
No hay mejor inicio
en la historia de dos amigos
Que conocerse en una isla
a la cual han llamado
La isla de los poetas
¿Recuerdas, Gerardo?
Cuando fuimos nativos
en tierra de milpas y aves
y decidimos proyectarnos ante la noche
Encendimos las palabras
y la hierba
Sobre las mesas
las Ballenas
Al fondo
Acordes de un pescador
y sus cuerdas de caña húmeda
Círculo de luz paralizado
Flotante
Vibró

III
Algo vibró
En nuestros instintos
Es por ello que quedaremos incrustados
como caracolas blancas
También doradas
Reminiscencias
en cada uno de los barquitos
que imaginaste
mientras arrojábamos piedras
a la bahía
Escamas
para formar un camino
hacia la luna roja

IV
Luego re-nacimos
durante las vacaciones del 2011
Nuestra sonrisa
Como la de un dragón
colgante del barrio chino
A nuestras espaldas
La Alameda
Y así íbamos cantándole al cielo
Mientras un cigarrillo
        Dos cigarrillos
                Tres cigarrillos
C
   o
      n
         s
           u
             m
                i
                  é
                     n
                       d
                         o
                           s
                             e
Así la vida
La presencia de la droga más hermosa
Inyectada en este campo minado
que es nuestro corazón

V
Mientras tanto
Yo le rezaré a los astros
Y a los gatos negros:
        Antes de apagarnos
        Mejor explotar
Y repetía tus versos
Y los de los poetas
que son como
niños de papel
tomados de las manos
Para caminar hacia lo desconocido
cual ejército de soñadores
En la Avenida Madero
En el Zócalo
En las faldas del volcán
En el espacio escultórico
En la estación Xola
En Las Escaleras
En la línea azul del metro
En el relámpago que me azotó
por vez primera

VI
Desperté en una azotea
de Coyoacán
con paredes de graffiti
        stencil
Cantos religiosos
que apuñalan el inconsciente
Y lo sucedido fue
como si hubiera saltado
por los tejados
del Distrito Federal
escondiéndome de mi sombra
Corrí
Queriendo invocar
la lluvia
        “ “ “ “ “ “ “
                 “ “ “ “ “ “

y mi alteridad
Así nada más
Corriendo
Tal cual un ser iracundo
Como el mío

VII
La ciudad nos recibió
Con truenos e inundaciones
Climáticas
Mentales
La Víscera relámpago
Fue
Como el preludio
de que amaneceríamos
con una sobredosis poética
Yo te vi bebiendo
        Y bebiendo
                Y bebiendo
Con lentejuelas en los ojos
Y la pulsión de los cuerpos
Devastados por la
sangre etílica
El corazón latiendo
durante la sístole
Rodeado por cráneos
de unicel
ofrendados a un ex-país
Por devastado y pútrido
Quería llorar y reírme
        en un solo gesto
Y en esa histeria
gritábamos como
jauría de poetas
        emborrachándose
Porque esa
Nuestra locura
La más lúcida imaginación
Nos llevará a reconstruir
        las ruinas
Aunque con ello sofoquemos
nuestro último aliento

VIII
Caminando por las calles
llenas de verde musgo
        del Centro de Coyoacán
Tan sólo obtuve
la certeza de que
despegaríamos hacía  los
cuatro puntos cardinales
Sin más brújula que
el viento
Y la intuición de
cuatro locos viajeros
sobre la carretera

IX
El bosque
Marihuana
Cielo despejado y silente
Nos conducimos por Pachuca
Escuchando a la Maldita
y a Black Sabbath
Y para ese entonces
El camino fue como una
ceremonia de hermandad
Nada extraordinario
Para la ambición de los
cadáveres de la vida insomne
Y sin embargo
Íbamos nosotros
Tan grandiosos
Afortunados
Bellos
Como leones cazando
su propia rebeldía
Sobre la autopista
rumbo a Real del Monte

X
Nos hablabas de
la explotación minera
La pulquería
Y el panteón inglés
Historias de pasión
y culto a la memoria
Por la pura alegría
de nuestros corazones
De pronto
        El viento
Una emanación desde lo alto
        y profundo
Tras la vereda
Entre los arbustos
Una densidad que aplastaba
hasta el lejano
canto de las aves

XI
Caminamos
        Caminamos
                Caminamos
Leímos sobre
calles empedradas
por la vereda
Nos encontramos frente
a la puerta del panteón
En la punta del
bosque de oyameles
Árboles colosales
Que eran como
espíritus de gigantes
y siglos de vestidura
Silbidos
Una energía haciéndose
Remolino hacia las nubes

Profanamos
No las tumbas
Sino la idea de ecoturismo
Y la fotografía posada
para el diario de la región
Y continuamos leyendo
sobre la tierra mojada
Las hojas secas
Todo lo que ofrecimos
fue nuestra vitalidad
Porque ésta última
Es el perdigón
de nuestro revólver
Disparamos el
hálito de nuestra inocencia
Mientras ofrendaste
la nariz de clown
a Ricardo Bell
Sucumbiendo en el
misterio de su tumba
y la alineación inversa
al ex-país que lo negó

XII
La alineación ocurriría posterior a los rituales Elephant Woman te acompañaría en el estallido de quimeras durante el Caracol Y por ello estábamos emocionados Pero no fue así Pero nada ocurrió La causalidad abrió un hoyo negro en la penumbra Recordé cuando quisiste escapar de la muralla de ceniza y ocre Obtener una beca de algún premio nacional y vagar vagar vagar a la deriva  Insospechadamente Hasta que el sol se expandiera a la finitud o se te derritiera la mirada fumando un puro Pero esos días vendrán con el más simple y espontáneo deseo de incendiar las autopistas Las fronteras Porque la esperanza es esa pieza cruel que te seduce aun cuando no existe un Dios No hay ni habrá razón para dudar de la palabra de un amigo cuando lo fraterno pasa por encima de la rabia de unos cuantos Pues sé de tu espíritu vagabundo y de la nostalgia de sembrar semillitas en los corazones de las muchachas de piernas asesinas Sonreí junto a Silvia en La casa del túnel Con el júbilo de recordar a un amigo Un hermano que siempre te sostendrá la mano en la boca de cualquier volcán Y con la otra sostendrá un poema en llamas  Y el motivo de nuestra sonrisa fue saber que preferiste una armónica a un boleto de avión con dirección al norte Que quisieras dejar atrás el incendio de los salvajes y viajar a Texas para aprehender del folk y el blues más anti complaciente y eléctrico Nada es más reconfortante que un amigo rompiendo con sus propios límites Arrojándose a otros universos Pero en el patio inmenso que es nuestro camino Recuerda Gerardo La poesía nunca nos abandona Aunque a veces lo parezca Porque nuestros sueños Nuestra vida misma Es el poema más bello e imperfecto que se escribirá en el tiempo…

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